martes, 3 de diciembre de 2013

El Internet no es el futuro

El futuro. No siempre se sabe con certeza qué se puede esperar de él, pero es de sentido común pensar que entre mejor preparados estemos para recibirlo, menos sorpresas amargas tendremos. Y aunque predecir el futuro es casi imposible, tomar decisiones informadas no lo es.

Tener una estrategia para el futuro es un asunto de inmensa importancia, especialmente para empresas u organizaciones. Cualquier cambio en las condiciones del mercado o en las fuentes de financiamiento de una institución puede resultar en una oportunidad perdida o una situación catastrófica.

Valga esto para hablarles del Internet y la percepción aún generalizada de que es el futuro. No, Internet no es el futuro, es el presente. Es ya una realidad.

Mientras muchos en Nicaragua todavía debaten sobre cuántas personas están o no conectadas al Internet, de si vale la pena destinar esfuerzos y recursos a la Web en el segundo país más pobre de Latinoamérica, muchas empresas llevan ya meses y años tomando ventaja del Internet para sus negocios.

Tomemos de ejemplo la Banca Electrónica. Todos los bancos y algunas otras Instituciones Financieras Intermediarias (IFIs) cuentan con una de estas plataformas. No sólo hacen la vida más fácil al cliente, sino que también les ahorra recursos a estas empresas: papelería, personal, gastos en abrir más sucursales, pagos de horas extras, etc.

Veamos otros ejemplos: plataforma de recargas de tiempo aire para telefonía celular (sí). Plataforma para recarga de tarjetas TUC para transporte público en Managua (sí). Sistema de venta en línea para librerías, tiendas por departamentos, etc (sí). Utilización de canales de redes sociales para atención al cliente y dar respuesta a solicitudes de información sobre productos y servicios (sí). Campañas de sensibilización o lobby político a través de diferentes canales digitales (sí).

Pensar en el Internet como el futuro es posponer innecesariamente decisiones de gran importancia para su empresa o institución. Cada día que pasa es una oportunidad perdida. Y con la incidencia, presencia y ganancias de una organización no se puede estar jugando a predecir el futuro.

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